En los años 60 del siglo pasado, Joseph McMicking, un espía de la Segunda Guerra Mundial con orígenes filipinos, encontró en la finca Paniagua, parte de los terrenos donde se asienta la exclusiva urbanización sanroqueña de Sotogrande, el lugar perfecto para construir su oasis particular, bañado por el mar Mediterráneo. Más tarde se fueron sumando otras fincas.
Hoy, Sotogrande y su puerto es un lugar donde conviven la tranquilidad, el lujo y la exclusiva vida social de grandes fortunas, políticos y empresarios, con divertimentos tales como cinco campos de golf, canchas de polo, un centro ecuestre y, como no, varios clubes sociales. Tampoco hay que olvidar las competiciones de vela.
Si lo que se busca es un paseo agradable y tranquilo, resulta mejor elegir Sotogrande a Marbella.
Es muy curioso el puerto deportivo de Sotogrande, que permite tener un embarcadero particular en la puerta de casa, gracias a la construcción de una urbanización de viviendas como si fueran islas.
En Sotogrande se pueden encontrar tiendas, bares, cafeterías y restaurantes, aunque no muchos.
Una visita a Sotogrande, aprovechando una escapada al Campo de Gibraltar, es una excelente y agradable opción.
Puerto de Sotogrande
Peñón de Gibraltar desde el Puerto de Sotogrande
Vista de Torreguadiaro desde Sotogrande
El mar Mediterráneo y Torreguadiaro, desde Sotogrande